Para el cuarto día del viaje, el dolor en los piés y el exhaustivo calor nos estaban volviendo locos al punto de que teníamos que detenernos a descansar y tomar agua como mínimo, cada dos horas. Este día lo aprovechamos en la mañana para seguir concociendo más de Manhattan, y en la tarde para realizar compras.
El primer destino se encontraba muy cerca de nuestro hostal: St. John Divine's cathedral, la iglesia anglicana estilo gótico más grande de todo el mundo. Esta catedral sufrió un incendio en el 2001, dejando el 100% de la iglesia sucia y otro porcentaje totalmente perdido. Desde ese episodio dramático, se ha llevado a cabo una restauración millonaria que apenas está al 50% de su totalidad. Lo impresionante de la parte que pudimos visitar de la catedral es la enorme altura de la bóveda principal, los vitrales frontales y la hermosa fachada típica del estilo gótico, con arcos puntiagudos labrados, gárgolas, torres, etc.
La siguiente parada era el museo de historia natural, para todos los que vieron: Una noche en el museo, ahí fue donde se grabó. El museo se ubica a un costado de la parte oeste del Central Park justo en la mitad de la longitud del mismo. Este museo consta de animales disecados que fueron donados por cazadores adinerados, reliquias egipcias, tesoros prehispánicos, exposiciones de todas las culturas que han existido, y por último, la gran atracción del cuarto piso: fósiles de dinosaurios. Es bastante imponente el pararse frente al esqueleto de un tiranosaurio rex que existió hace 65 millones de años, o compararse en altura respecto a un brontosaurio de 30 metros de largo. Si uno lleva la intención de adentrarse en este museo realmente, se tomaría aproximadamente un día entero en visitar todas las exposiciones.
¿Qué es el Central Park? Es uno de los parques más grandes del mundo, ubicado en el corazón de Manhattan, y apodado: el pulmón de New York. Es una experiencia muy interesante el adentrarse en él, ya que mientras uno camina más adentro, el ruido citadino empieza a desvanecerse, se pierden los edificios de vista por los enormes árboles y las multitudes se desvancen, hasta llegar el punto en el que sólo se pueden escuchar a los pájaros y roce del viento con las hojas de los árboles, todo alrededor es verde, y te das cuenta de que estás solo. Puedes tomarte un momento para descansar y disfrutar de la belleza natural y la calma que reina en el parque, pierdes la noción del tiempo, te olvidas de lo agitada que es la vida en Manhattan. Te haces camino entre los arbustos y los lagos del parque, las ardillas se cruzan por tus piernas y...¿Qué es ese ruido? ¿Un clacson? Ah! Es cierto, estoy en Manhattan. Poco a poco el ruido de la ciudad te llena, el verde desaparece y frente a ti: un imponente rascacielos en la quinta avenida.
Saliendo del Central Park, en línea recta desde el museo anterior, se encuentra el Museo de arte contemporánea con una fachada estilo griega hermosa que invita a entrar. Éste es más chico, pero no por eso menos interesante. La exhibición comienza con esculturas de mármol y reliquias de la antigua Grecia y Roma, seguidas por sarcófagos y arte egipcia en el ala contraria del museo. Se puede disfrutar de arte medieval que va desde una recámara, hasta instrumentos musicales y armaduras de caballeros; pinturas de todas las épocas posibles y arte pop.
Agotados de tanto caminar en los museos y Central Park, nos sentamos en una fuente disfrutando un típico hot dog neoyorquino, y un concierto de un vagabundo percusionista que tiene como instrumentos basura metálica y de madera. Una vez que recobramos fuerzas, nos dirigimos hacia más iglesias, casualmente góticas también. Visitamos la parroquia de St. Thomas, y la iglesia de St. Patrick. Las dos igualmente impresionantes y hermosas, mostrando pequeños cementerios a un costado de ellas. Nos dirigimos hacia el mall de las torres para seguir comprando, afortunadamente encontramos unas rebajas increíbles, pero decidimos reservarnos para el siguiente día, ya que ibamos a ir a la quita avenida a comprar.
Regresamos exhaustos al hostal, y después de una siesta de una hora nos dijirimos hacia Times Square ya de noche para disfrutar de un buen bar y cervezas con muy buena compañía. Entramos a un bar irlandés llamado "The perfect pint", así que los que son conocedores de cervezas se han de imaginar cuál era la bebida predilecta por los asiduos clientes: Guinness. Por ser la cerveza típica del lugar, a pesar del precio de $12 dls, decidimos tomarla para no vernos más turistas todavía. Creánme o no, pero sabía diferente a la que tomamos en México, tenía mas cuerpo y una textura diferente...deliciosa. Siendo la 1:00am regresamos al hostal no sin antes dar una caminata más por Times Square lleno de gente.
Fin del cuarto día
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